miércoles, 18 de junio de 2014

El relevo


Esta tarde, Juan Carlos I (Juancar en su versión "campechana") ha firmado su abdicación y, así, se ha despedido de la España que ha dirigido durante 39 intensos años de reinado. Con un abrazo y ojos velados por las lágrimas, el monarca que se hizo famoso por su "¿Por qué no te callas?", ha cedido su asiento a Felipe y, de esta forma, también el trono. Es el turno de Felipe VI, del que dicen que es el príncipe más preparado y que seguirá (e incluso mejorará) el camino de su padre. Juan Carlos se marcha en un momento en el que la monarquía como institución está más debilitada que nunca, pero también en un momento en el que los españoles necesitan esa fuerza de unión que su voz y templanza  han aportado y que ahora está en manos de su hijo. A pesar de sus fallos, Juan Carlos ha sido uno de los símbolos más importantes de España y ha tenido la carisma de la que carecen muchos políticos y gobernantes. Hay gente que le adora y otra que no, al igual que en España coexisten (¿o conviven?) monárquicos y republicanos. Sea como sea, e independientemente de la ideología/preferencia/color, no cabe duda de que estamos viviendo días históricos. En nuestra retina permanecerá durante muchos años la escena del Juan Carlos emocionado que firmaba su abdicación con manos temblorosas. Mañana, el día de la coronación de Felipe, también será una fecha para recordar. Sin embargo, tampoco se nos borrarán de la memoria las imágenes de un Madrid (y una España) cada vez más llena de mendigos, desahuciados y niños desnutridos. Eso también es España y  es todo un reto para Felipe, que deberá luchar para hacer que estas últimas imágenes sean las que menos se repitan.