Como bien se enseña en las facultades, los periodistas deben estar al servicio de los ciudadanos y ofrecerles una información veraz y rigurosa. Las empresas periodísticas, por tanto, tienen un claro fin social. No obstante, no dejan de ser empresas con cuentas que analizar a fin de mes y con dueños que quieren que su negocio sea un éxito, muchas veces a cualquier precio. Sobre este debate ético versa 'Nightcrawler', un thriller de Dan Gilroy protagonizada por un sublime Jake Gyllenhaal. En esta película, Jake encarna a un periodista freelance que rastrea cada noche las calles de Los Ángeles en busca de imágenes impactantes para venderlas al mejor postor (es decir, a los telediarios sedientos de noticias sangrientas). Con esta apasionante historia, Gilroy ha realizado un perfecto esbozo de la profesión periodística, un oficio que en sí mismo es una novela de profundos personajes:
- Louis Bloom, el sabueso
La vida del protagonista es monótona y aburrida, aunque esto empieza a cambiar cuando adquiere una cámara de vídeo y se dedica a filmar el lado más espeluznante y sórdido de la ciudad. Este es un perfil que vemos con frecuencia: periodistas que lo dan todo por su trabajo, que buscan ganar experiencia y ascender ofreciendo a cambio dedicación y entrega, pero olvidando en muchos casos cualquier consideración ética y moral.
- Nina, la adiestradora
En televisión, si no hay imagen, no hay noticia. Esta es la máxima de Nina, una periodista encargada de seleccionar los temas de los informativos matutinos de su cadena. Su obsesión son los datos de audiencia alcanzados cada día, unas cifras que se incrementan con el material que le vende Bloom, su servil sabueso que un día se le acaba rebelando. Nina no tiene ningún reparo en emitir imágenes de cadáveres a la hora del desayuno con tal de enganchar a más espectadores cada día, algo que no nos tiene que resultar extraño teniendo en cuenta los escandalosos titulares y las polémicas fotos que nuestros medios utilizan para captar la atención del público.
- Joe Loder, el chucho salvajeUn negocio no puede entenderse sin su público, pero tampoco sin su competencia. Precisamente este es el papel que ostenta Joe Loder, un experimentado freelance que se siente amenazado ante la llegada de Bloom a su reinado nocturno. Será capaz de cualquier cosa con tal de llegar primero al lugar de los hechos y conseguir las mejores imágenes, arriesgando, incluso, su propia vida. Podemos cambiar perfectamente las calles de Los Ángeles por una redacción, en la que algunos "compañeros" no dudan en pisotear a otros para conseguir una exclusiva y contentar a los jefes (o adiestradores).
- Rick, el cachorro
Aunque el eje central de la película es el sensacionalismo presente en el tratamiento de la realidad de muchos medios de comunicación, hay otro tema muy interesante y actual: los becarios. Y es que a pesar de su inexperiencia, Louis Bloom no duda en engañar al joven Rick con falsas promesas de aumentos salariales para hacerle trabajar a destajo cada noche como su ayudante. El pobre cachorro solo quiere ganarse la vida, pero Bloom insiste en que su motivación no debe ser económica, sino profesional. Todos los becarios de este país hemos oído cosas parecidas: "No te pagamos, pero vas a ganar mucha experiencia y conocer de cerca el oficio. Te estamos dando una gran oportunidad". A este paso, al final tendremos que pagar por trabajar, pero todo sea por nuestra carrera, ¿no?
Así es el juego y así son las normas (o mejor dicho, la ausencia de normas). Este es el "todo vale" con el que se justifican muchos medios que se saltan todo límite para satisfacer los más bajos instintos de su público. Una historia violenta vale más que cualquier otra noticia, por trascendente que sea (y si tiene sangre y sexo, mejor). Nadie mira por los derechos de las víctimas o de sus familiares y nadie hace un mínimo ejercicio de empatía. Lo que importan son los ejemplares vendidos, la cuota de pantalla o los retuits. Lo que interesa es sacar el negocio adelante sin importar las vidas que se apaguen por el camino.
P.D: 'Nightcrawler' es interesante porque refleja una realidad del periodismo, pero no hay que olvidar que el amarillismo y la explotación son solo una parte de la profesión. Periodismo también son los extensos reportajes de Truman Capote y Gabriel García Márquez, las intensas crónicas de reporteros de guerra que sacan a la luz verdades escondidas y las filtraciones de datos que muestran a los ciudadanos cómo son sus dirigentes. Periodismo es entrega, vocación y libertad.