viernes, 2 de marzo de 2012

Tengo una carta para Wert.


Señor José Ignacio Wert, ministro de Educación, Cultura y Deporte:

Buenas tardes. Mi nombre es Lidia y soy una ciudadana de España, dirigiéndome a usted para relatarle y explicarle mi preocupación respecto a ciertos temas que competen a mi país. Sé que estará sumamente ocupado, pero quizá encuentre unos momentos para dedicarlos a la lectura de esta carta, que creo que puede interesarle en gran medida.
No cabe duda de que usted es una auténtica figura mediática, un personaje que ha causado polémica y controversia. No le digo que eso sea malo, pues lo que está claro que usted no ha dejado indiferente desde su llegada al puesto de ministro de Educación, Cultura y Deporte. De hecho, me gustaría dejar claro que en estas líneas no voy a centrarme en su figura ni en sus problemas con ciertos sectores de la sociedad. Simplemente me dedicaré a ofrecerle mi punto de vista sobre una serie de cuestiones actuales que afectan a España en estos críticos momentos de crisis e intentar hacerle reflexionar sobre temas que me parecen bastante relevantes para todo habitante de este país, incluido usted.

En primer lugar, me gustaría realizarle una pregunta. ¿Qué cree usted que piensan los extranjeros al escuchar la mención de España? Y, ¿qué le gustaría que se les viniera a la cabeza?
Sí, me refiero a la imagen de España, pero no tanto la imagen actual de país en crisis y casa de abismales cifras de parados, sino la imagen cultural, enigmática y simbólica de nuestro país.
Le diré algo que creo que le va a alegrar: los toros. La tauromaquia es para algunos un arte, mientras que sus opositores engalanan el vocablo con adjetivos como "macabra", "horrorosa" y "salvaje". Mi opinión se sitúa, podríamos decir, "en la mitad del riachuelo". Ni me parece algo digno de ser alabado, ni soy tan extremista como los que la rechazan. Eso sí, he de decir que mi punto de vista es más cercano a estos últimos. Le podría enunciar cientos de argumentos en contra de la tauromaquia, pero supongo que los habrá oído miles, millones y billones de veces. Sin embargo, a diferencia de usted, no me siento demasiado orgullosa de que cada vez que deje atrás la frontera española, los extranjeros me identifiquen con un "deporte" que ni comparto ni aprecio, sino que me parece más tortura que otra cosa. El toreo es una cosa, pero la muerte que sufren los toros es otra bien distinta. Aun así, le repito: no le escribo para hablarle de mis gustos, sino que tengo otro fin.
Como bien he podido comprobar con algunas declaraciones sobre los toros, usted se incluye en el primer grupo de personas, en la "bolsa" de los amantes de esta práctica (o al menos no la observa con disgusto). La verdad, entiendo que sienta cierta simpatía hacia ella. Al fin y al cabo, usted y la tauromaquia tienen más cosas en común de lo que cree: ninguno de los dos deja indiferente. Y ambos son como una bomba que, cuando explota, genera todo un estallido de críticas, ya sean para favorables o contrarias. Sin embargo, antes de continuar me gustaría dejar clara una cosa: respeto profundamente tanto a los que la defienden como a los opositores, pero sólo a aquellos que lo hagan porque realmente lo crean y lo sientan así. Hay personas que muestran su rechazo hacia la tauromaquia por el palpable sufrimiento de los animales, pero creo que otras personas (como los independentistas) se aferran a cualquier cosa que pueda ir en contra del símbolo de España (que, muy a mi pesar, tiene mucho que ver precisamente con los toros). Atacando a este símbolo, se pueden intentar conseguir toda clase de fines políticos. Como breve ejemplo cito a Cataluña, dónde muchos habitantes manifestaron a gritos su rechazo hasta conseguir la prohibición de dicho "deporte". Sin embargo, no olvidemos que sigue vigente la todavía más degrimante práctica del "toro embolado". Y en otros muchos lugares otras torturas animales como las peleas de gallos. Por tanto, sólo quiero decir que se debe luchar por una causa por la que se crea de verdad, siendo coherente con lo que se dice, piensa y prohíbe.
Tras esta aclaración que creía necesaria, me referiré concretamente a los recientes sucesos que han puesto de nuevo sobre la mesa el debate taurino. Usted ha proclamado a los cuatro (y cinco) vientos su opinión sobre la tauromaquia, y ha decidido que se debe invertir en ella. Y es este punto en el que discrepo totalmente con su pensamiento. Hay que invertir en cultura pero, ¿son los toros cultura? Yo no lo creo así. Respeto a los que adoran los ruedos, pero no concibo que se le llame cultura. Espectáculo, sí. Para algunos un heroico espectáculo, mientras que para otros, macabro. Pero espectáculo al fin y al cabo. Y usted debe encargarse de contribuir a engrandecer la cultura española, no el espectáculo. Usted no debería imponer este espectáculo a todos los españoles, pues puede que quizá no todos deseemos que se financie con nuestro dinero ni que los extranjeros "nos metan en el mismo saco" a todos. Por contra, no creo que cualquier persona que ame la cultura rechace la idea de invertir ese dinero en museos o bibliotecas. ¿O acaso usted duda de que los libros y el arte sean cultura? Creo que en eso no hay divergencia de opiniones. Y creo que debería replantearse esa idea. Usted dice que el toreo es un arte, pero yo le digo que lo son el barroco o el impresionismo. Yo le digo que para la formación cultural de cualquier ciudadano es más provechoso alimentarse de las líneas de Cervantes y ver cara a cara un cuadro de Tiziano. Los propios museos mostraron recientemente su necesidad de financiación, llegando a recurrir a manos privadas. ¿No debería el Gobierno ser el encargado de garantizar que la cultura española subsista y no se degrade? ¿No le parece que debemos cuidar el museo que ha engendrado una copia de una de las imágenes más icónicas de la Historia, la "Giocconda" de Da Vinci?
En mi opinión, creo que usted debería dejar de lidiar contra los opositores del mundo taurino y ocuparse de sus obligaciones: invertir en cultura, cuidar la cultura y ofrecer la cultura para todos.
Y, la verdad, adentrándome en el debate sobre la "nación española", como ciudadana de mi país me gustaría que cada vez que viaje y diga el lugar de dónde vengo, se identifique a mi hogar con la cuna de Velázquez y Goya, y no con un paisaje de ruedos ensangrentados.

Por último, y permanenciendo en la temática que le compete (la cultura), me gustaría hablarle sobre un último tema antes de nuestra despedida. Justamente ayer entró en vigor la "ley Sinde Wert" que tantos halagos y críticas negativas ha despertado. Con el cierre de Megaupload se abrió otro interesante debate sobre la cultura libre en Internet, por lo que no pretendo extenderme demasiado pues mi opinión es la misma referente a ambos temas. Usted justifica la censura (pues no tiene otro nombre) de contenidos por favorecer a la innovación de los artistas y creadores de cultura. Pero creo que no le ha quedado un concepto claro: la cultura es de todos. Por mucho que intente negarlo, la cultura es un producto, un producto que debe estar al alcance y disfrute de todas las personas que se alimentan de ese producto llamado "cultura". La cultura es libre desde el momento en que se crea pues, ¿si no para qué se elabora? Como vivimos en el "Universo 2.0", la difusión de la cultura es todavía más sencilla y fácil de llevar a cabo, y que estos contenidos se difundan masivamente no es más que una ventaja. Si usted no permite que estos contenidos permanezcan en la red con la excusa de favorecer la propiedad intelectual, no está haciendo más que alejar la cultura de la sociedad, permitiendo su disfrute sólo a los más pudientes en detrimento del resto de las personas. La cultura ha de ser vista como un bien que debe ser compartido. Cultura es desde unas líneas de la pluma de Larra hasta la entrada en Facebook de alguien al que le gusta escribir. Y, para garantizar su subsistencia y éxito, no hay que guardarla en botes de conserva para siempre, aislada del mundo, sino mostrarla y permitir que todos se empapen de ella.

Creo que he dejado claras las ideas que más me interesaba que usted considerara, y me gustaría que reflexionara sobre ello dejando a un lado todo tipo de tinte ideológico. No piense como político, piense como persona. Piense sobre las necesidades de su país, sobre lo favorable que resulta una extensión para todos del conocimiento y una imagen de España que destaque la labor de artistas y científicos que se han esforzado por contribuir en labrar su país. Busque unos minutos entre sus informes y comparecencias ante la prensa, y dedíquese a pensar. Y no por mí ni por usted, sino por España.



Firmado: Lidia.

3 comentarios:

  1. Buena entrada, y muy original el formato. De acuerdo con bastantes cosas de las que dices, sobre todo con la afirmación de que la cultura es de todos y abarca todo tipo de creaciones, y no solo las que se intentan imponer desde la industria.

    Dany

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  2. No me hagas mucho caso, pero que yo sepa (y no defiendo los toros porque soy uno de los calificados "extremistas") los toros no se financian con dinero público, suelen autofinanciarse, o reciben el mecenazgo o patrocinio de grandes marcas comerciales (Quizá el ministro a tomado alguna medida reciente y no me he enterado, si es así perdona esta critica constructiva) Y respecto a la ley Sinde-Wert, que tu llamas "censura", en la que tu defiendes una cultura publica por encima de todo lo demás, yo planteo que, si música, libros, y otro tipo de cultura esta en internet al alcance de ser descargada por cualquiera, ¿qué beneficio saca el artista (músico, escritor...) de su obra? Quizá la solución seria que los artistas redujesen sus precios y obtuviesen un margen de beneficio menor, en vez de que gente anónima publicase todo el trabajo de estos artistas en la red, ¿no crees?

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  3. Muchas gracias por aportar tu opinión, Dany. Me alegro de que te guste y, a mi parecer, no cabe duda de que la cultura es libre y deben respetarlo.

    Itzcóatl, muchas gracias a ti también por el comentario. Respecto al tema de los toros, he abierto este debate por unas recientes declaraciones de Wert consistentes en la inversión pública en los toros. Como bien dices, son financiados por manos privadas, pero Wert cree que al ser "cultura" y "símbolo de España", deben recibir también un "plus" de dinero público.
    Respecto a la ley Sinde-Wert, sigo manteniendo mi opinión de que la cultura es un bien libre y que debe estar al alcance de todos. Una vez que voluntariamente alguien difunde contenidos en Internet, está expuesto a su difusión, y más que dañino creo que es beneficioso. Claro está que hay que luchar contra el plagio, por ejemplo, pero que el señor Wert desee amonestar a alguien que en su blog cuelga un enlace de un discurso de Larra, me parece excesivo, pues dudo que se levante de su tumba a reclamar, y creo que si expresó sus ideas, fue para que se propagaran, llegaran y enriqueciesen a todos. Sin embargo es cierto que, por ejemplo, el mercado de la música plantea el problema de perjudicar a los artistas, y estoy de acuerdo contigo en que sería bueno que ellos mismos redujeran el precio, aunque no está en su mano. Pero creo que su difusión hace conocer su producto (cultura = producto) y no les perjudica tanto como parece, más bien perjudica a las empresas que hacen negocio con los artistas.

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