James Dean desconocía que su destino era morir en la carretera y convertirse en un icono cultural para las generaciones venideras. Lo que sí sabía era que la vida es corta y no merece la pena desperdiciar el tiempo intentando ser alguien que no eres en realidad. Esta naturalidad, sumada a una carisma innata, hicieron del malogrado actor un mito. Sin embargo, no estuvo solo. El famoso fotógrafo de estrellas hollywoodienses, Dennis Stock, contribuyó en gran medida a su éxito. Quiso hacer algo más que observarle desde la distancia, en alfombras rojas o tras las cámaras del rodaje de sus películas. Se acercó a él y se esforzó por mirar más allá de su carácter irascible y su mirada atormentada. Y es que, bajo una aparentemente imperturbable coraza de rebeldía, Dean escondía una sensibilidad desbordante y un corazón puro que Dennis logró plasmar en sus fotografías.
Life (2015)
Esta corta pero intensa relación entre James y Dennis ha sido bellamente representada en la película Life (2015) de Anton Corbijn. Bien es cierto que es una cinta, en principio, para un público reducido, aquel que ama a James Dean y se siente feliz cada vez que revive, aunque sea a través de los actores que le interpretan -Dane DeHaan, en este caso-. Con esto quiero decir que para los que no conocen mucho acerca de Dean y el cine de los 50, Life puede resultarles algo lenta y difusa. Es cierto que no se profundiza demasiado en la vida de Jimmy y que el espectador que desconozca los detalles de su tortuosa infancia y hasta de su fatal desenlace, se quedará con ganas de saber más. Para ello, recomiendo no solo ver las tres obras maestras de Dean -'Al este del Edén, 'Rebelde sin causa' y 'Gigante'-, sino también el biopic sobre el actor de Indiana, James Dean (2001), protagonizado por el genial James Franco.
James Dean (2001) |
Disfrutad y... vivid.
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